2025: El año de la comprensión de lectura

La comprensión de lectura es probablemente la variable que más incide en el  aprendizaje de los alumnos y como tal constituye una de las prioridades de trabajo de nuestro  querido colegio. Su trascendencia ha dado pie a que numerosos e importantes autores se  hayan dedicado por años a su estudio. En términos generales, sus teorías pretenden  determinar de qué manera se relacionan el lenguaje, el pensamiento, la lectura y la  comprensión. 

Ya en 1978 la “Teoría del Esquema” de Durkin postula que la nueva información  adquirida durante la lectura se entremezcla con la información nueva que se posee. El  esquema correspondería a una disposición jerárquica de partes que se debe completar. De  acuerdo con este autor, nuestros esquemas nunca están completos. Siempre faltan partes de  la información. Para el referido autor, la lectura es un proceso que desarrolla los esquemas y  que, a su vez, depende de ellos. Aplicando esta teoría al proceso de lectura comprensiva  diremos que: la comprensión lectora está influenciada por lo que una persona ya sabe; la  comprensión lectora está influenciada por lo que una persona espera encontrar, es decir, el  lector tiende a ver lo que ha anticipado; el tema de la lectura se mantiene en la memoria en  relación con lo bien que la persona entiende. La profundidad de la comprensión determina lo  bien que la materia será recordada. Finalmente, la comprensión lectora está influenciada por  el contexto en el cual algo es leído. 

Así como Durkin (1978) expone lo que a su parecer es la forma cómo estaríamos  comprendiendo, Vygotsky (1973) establece claramente que, la lectura como proceso, no se  puede separar de su aspecto comprensivo. En su opinión, la función primaria del lenguaje es  el intercambio social a través de la comunicación, haciendo alusión a un lenguaje expresado  tanto en forma oral como escrita. Por tanto, no resulta comprensible considerar la lectura  como un proceso mecánico decodificador. De hecho, el estado emocional del lector afecta la  comprensión. Los esquemas son culturalmente específicos y el conocimiento del esquema  influencia su fuerza. Por su parte, Thorndike (1973) postula que los lectores resuelven el plan  del protagonista para lograr su objetivo. La comprensión se deterioraría si ese plan no es  discernido. Por eso cuando los lectores conocen los motivos de un personaje usan esa  información para interpretar el texto. Demasiadas ideas ligadas al esquema, pueden llevar al alumno a confundirse como tampoco se puede desconocer que los lectores pueden cambiar  su comprensión y recuerdos de un relato aun después de haberlo leído. 

Cuando hablamos de comprensión es necesario señalar que en todo acto de lectura  están presentes al menos dos elementos: un lector y un material. Para que haya comprensión,  es necesario que exista un cierto grado de congruencia entre las características del material y  las habilidades psicolingüísticas y destrezas de lectura del lector. Esto significa que la  comprensibilidad de un material no se debe única y exclusivamente a las características del  lector, sino también a las características del material que interactúan en el acto de lectura. 

Ante lo expuesto, es posible postular que el individuo que posea un buen nivel de  comprensión lectora, necesariamente debe haber desarrollado habilidades de tipo intelectual  que posibilitan el tener también un rendimiento satisfactorio o al menos el potencial para  lograrlo. 

El emisor del texto imagina el mundo de su lector ideal. Este debe recrear el mundo  que el emisor intentó en el texto, echando mano de su conocimiento previo, pues este es el  supuesto del emisor. En otras palabras, el lector debe ser cómplice del emisor para que se  logre la finalidad comunicativa del texto. Esto incluye el uso de un léxico adecuado al lector,  una redacción con un grado de complejidad sintáctica de acuerdo al nivel del desarrollo  intelectual y neurológico del receptor, y una temática a su alcance que, además, despierte y  mantenga su interés. En consecuencia, la lectura requiere de la utilización oportuna y  selectiva de habilidades de decodificación, clarificación y evaluación de ideas.  Adicionalmente, debe entregar placer e inspirar curiosidad, para así ayudar a desarrollar el  potencial humano.  

La comprensión lectora es un proceso de construir significado a través de la  interacción de las habilidades y el conocimiento del lector, el texto y la situación de la lectura.  De igual forma, el lector no percibe las afirmaciones de un texto narrativo como eventos  aislados, sino más bien como una serie de eventos conectados entre sí que forman un todo  coherente. Cognitivamente esta percepción de coherencia es el resultado de un proceso 

complejo de resolución de problemas en el cual el lector infiere relaciones entre ideas,  eventos y estados que son descritos en el texto. Las inferencias pueden darse hacia atrás, al  establecerse relaciones entre hechos puntuales y otras situaciones que han aparecido  previamente en el texto; o bien, hacia delante, al predecir o generar expectativas acerca de lo  que sucederá próximamente en el texto. Estas inferencias constituirían el andamiaje para la  representación mental del texto. Estructura que como profesores deberemos propiciar en  nuestros alumnos.  

Es un hecho evidente que la lectura comprensiva es un proceso de alta complejidad. Va  mucho más allá del simple reconocimiento de palabras, ya que podemos identificar cada  palabra en una oración, sin lograr entender su significado. Esto se debe a que las palabras de  una oración están relacionadas entre sí, siendo necesario ser capaz de identificar las reglas  que rigen esa relación. La lectura comprensiva se logra cuando funcionan apropiadamente  una serie de operaciones mentales, entre las que se reconocen los procesos perceptivos, el  procesamiento léxico, el procesamiento sintáctico y el procesamiento semántico. 

El proceso perceptivo recoge mensajes mediante los sentidos, los cuales son guardados  en lo que Cuetos (1996) denomina memoria icónica. La información más relevante pasa a la  memoria a corto plazo, donde se analiza y reconoce como una unidad lingüística  determinada. El procesamiento léxico se inicia una vez que son identificadas las unidades  léxicas. Este consiste en encontrar el o los conceptos con los cuales se asocia cada unidad  lingüística. Por su parte, las palabras aisladas no ofrecen mayor información, por lo cual es  necesario reagruparlas en unidades mayores como frases y oraciones. A partir de ellas será  más fácil extraer el mensaje. El último proceso de esta cadena lo constituye el procesamiento  semántico. En él, el lector extrae el mensaje de la oración y lo integra al conocimiento previo.  El proceso de comprensión finaliza cuando el lector ha integrado a su memoria la  información extraída del texto. 

Reforzando la noción de la complejidad del proceso lector y la necesaria conexión con  el conocimiento previo, Irvin (1990) postula que los lectores construyen el significado de un  texto no solo con la simple decodificación de palabras, sino también con la utilización de 

estrategias de lectura que incorporen y expandan su conocimiento previo. En otras palabras,  el proceso de construcción del significado no sería lineal, sino más bien recursivo e  interactivo, buscando crear una experiencia de lectura más productiva. Desde el punto de  vista del lector, es la interacción del conocimiento previo con el contenido en contexto lo que  le facilita entender lo que lee. En consecuencia, no se podrían dar nuevos aprendizajes sin  una conexión con el conocimiento previo. Se debe dar al contexto la atención que merece,  por ejemplo, el propósito del lector hará que esté más o menos atento a los detalles, lo que  afectará su nivel de comprensión. De igual forma, una lectura realizada en un autobús tenderá  a ser menos significativa, por la gran cantidad de distractores (ruidos e interrupciones) que  entorpecerán el proceso lector. 

Nuestra tarea y en la cual nuestros padres y apoderados nos pueden ayudar es enseñar  a nuestros alumnos y alumnas a convertirse en lectores estratégicos. Esto implica analizar la  tarea, establecer un propósito para la lectura y, posteriormente, seleccionar las estrategias que  permitan llegar al significado. Estas estrategias deben funcionar antes, durante y después de  la lectura. Adicionalmente, debemos utilizar el contexto para establecer relaciones con el  conocimiento previo de ellos a través de: la predicción de resultados, la confirmación de ideas  previas, la organización de información, la extracción de conclusiones, la realización de  inferencias, la diferenciación entre tipos de textos y la confección de resúmenes. 

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